martes, 28 de octubre de 2008

De pesca en el Puntal de Laredo.


La decisión. Después de mucho pensar, Enrique, mi compañero de pesca, y yo, decidimos variar el escenario de nuestra escapada anual y cambiar la pesca en agua dulce por la pesca en el mar. 


Nos decidimos por Laredo,   y su mítico puntal, después de leer algunos artículos prometedores. También ayudó en la decisión la posibilidad de contar con un guía de excepción. Gracias Raúl, por todo apoyo logístico. Por supuesto la rica cultura culinaria, también fue un elemento de peso. Amén de esto, los objetivos de esta aventura eran la dorada, la lubina y el sargo.

Los preparativos. Lo primero que hice es adquirir el equipo, para ello después de visitar varias tiendas, físicas y online e incluso alguna puja en e-bay, me decidí por pescatienda (www.pescatienda.com). Sin duda una apuesta segura en relación calidad precio. En cuanto a carretes, y por no aburrir, me compré unos Shimano Ultegra XSA, una maravilla, unas cañas Kali y material variado. Una inversión para mucho tiempo, sin duda. ¡Espero!

El paso siguiente era el alquilar un apartamento cerquita de la playa para 3 noches en Septiembre. Lo que parecía una misión relativamente fácil se complicó sobremanera, de hecho empezamos a mirar otros destinos, Santoña  y Colindres, pero finalmente conseguimos localizar un apartamento de 2 habitaciones con cocina, casi 200€, una pasta, pero que ante la falta de alternativas nos alegró. A la larga fue más timo todavía porque el apartamento no valía ni la mitad. Si alguno necesita información, tengo bastantes teléfonos con información sobre alojamiento, camping y demás...

El  viaje. Acompañados de Dani,  amigo fiel pero sin interés excesivo en la pesca, al que no fue difícil convencer cuando repasamos las bondades gastronómicas del destino. Salimos tempranito de Madrid y llegamos a Laredo, vía Burgos y Puerto del Escudo (gran error), con el tiempo justo de recoger, en Ramales de la Victoria, a Raúl que había comprado el cebo.  Volvimos a Laredo a recoger las llaves del apartamento. Comimos en un restaurante, justo enfrente del Puerto de Colindres, a pie de carretera, menuda lubina a la parrilla me zampé... por supuesto, repetimos todos los días, estos ya de menú por 10 €. Todo un lujo, por cantidad y calidad.

Día 1. Este primer día realizamos dos acercamientos, uno desde el puente que pasa la ría del Asón, a la altura de Treto. No tuvimos mucha suerte y sólo salieron algunos sapillos. Acabando la tarde decidimos ir a conocer el famosos puntal y dedicarle unas horas. Ibamos preparados con material para pasar noche, sillas, mesas, lumigas, ropa de abrigo... Ya estaba anocheciendo y mientras montaba las cañas mis compañeros fueron a comprar algo de cena. Los primeros lanzamientos, al medio de la ría, no fueron muy esperanzadores, la corriente era muy fuerte y traía muchas algas, esta fue la tónica general de toda la noche. También nos sorprendió, muchísimo, la cantidad de metros de playa que descubre la bajamar, de forma que entre la pleamar y la bajamar es fácil que haya más de 300 metros de playa, ¡¡alucinante!!. Esto hacía que tuviéramos que andar bajando y subiendo las cañas, casi continuamente. Estábamos realmente cansados así que decidimos ir al apartamento a reponer fuerzas. 

Día 2. Decidimos ir a comprar cebo fresco a Castro Urdiales. El día anterior nos había sido imposible comprarlo al ser festivo en toda Cantabria, su patrona, la Virgen del Mar. En Castro realizamos la compra para el resto de días, aunque no pudimos comprar cebo fresco pues el día anterior no habían salido a cogerlo. Tuvimos que tirar de los restos de cebo. De vuelta a Laredo decidimos parar en Islares, donde nos habían recomendado unos acantilados donde probar suerte. Con dificultad, logramos encontrar un sitio donde echar un rato, aunque el viento que se levantó y la tremenda altura que había hasta el agua nos hizo abandonar pronto esta jornada mañanera en post de mejores perspectivas al anochecer. Ya en Laredo,  Raúl nos acompañó a comprar cebo fresco y volvimos a pescar al Puntal, si bien esta vez nos concentramos en pescar entre las barcas del puerto más que en plena ría, intentando evitar la fuerte corriente y las algas. Llegamos casi con pleamar y durante toda la bajamar tuvimos varias picadas y algunas capturas, de mención un salmonete que sacó Raúl, en una de mis cañas, de algo más de 500 gramos. Alguna herrera y poco más pues la bajamar hizó impracticable la pesca entre las embarcaciones, que ya teníamos apenas a una veintena de metros. A casita y a afrontar el último día de Pesca.

Día 3. Y llegó el último día de pesca. La mañana la pasamos en la playa de Laredo, con una lluvia fina, pescando a media distancia con cebo natural, en dos horas no recibimos ninguna picada y decidimos irnos a comer para empezar la jornada de la tarde temprano. Sobre las 17:00 ya nos encontrábamos en el puntal preparando el equipo. Un lugareño nos hizo una visita y nos ofreció sabios consejos además de pasar con él un rato agradable. Pescando mientras la marea bajaba a distancias cortas conseguimos los mejores resultados, un buen puñado de herreras, una lubina pequeña y un sargo de unos 300 gramos. La bajamar nos obligó a lanzar los aparejos a mitad de la corriente y a partir de ahí las algas no nos dejaron pescar bien. Decidimos irnos a casa pues al día siguiente teníamos que recoger y limpiar todo el material.

Aunque no se puede considerar que triunfamos sin duda nos lo pasamos bien y realizamos un primer acercamiento a la pesca en el mar. Nos quedamos con la espinita clavada de pescar alguna buena pieza aunque el entorno en el que estuvimos y el buen tiempo que nos hizó mitigó en algo la pequeña decepción.

Volveremos¡¡

martes, 7 de octubre de 2008

Pinarnegrillo City - Las Fiestas


El primer fin de semana de Octubre son las fiestas de este pequeño pueblo de la provincia de Segovia. Las fiestas de la patrona, Nuestra Señora del Rosario. El pueblo se encuentra rodeado de un basto pinar resinero. La ganadería y la agricultura son actualmente los ejes de economía.


Es el pueblo de Vanesa y soy un asiduo a las fiestas desde hace años. Aún recuerdo la primera vez que acudí a las fiestas, aquí fue cuando Vanesa y yo nos dimos el primer beso...hehe. Desde luego, nos trae buenos recuerdos a los dos.

Teniendo en cuenta que en Pinarnegrillo únicamente hay un bar, las fiestas giran alrededor de las diferentes peñas. Nosotros pertenecemos a la desterrada Peña el Huerto, y digo desterrada porque es la única peña nómada que año tras año busca resguardo en algún garaje o casa vacía. Este año le tocó el turno al garaje de Antonio, situado en un lugar privilegiado, a escasos 20 metros de la Plaza del Pueblo, donde hacia ruido la orquesta, si se puede llamar así.

Las noches del viernes y el sábado, fueron frías, un frío como sólo los segovianos pueden describir, frío, frío. El brugal, el JB y demás brevajes no daban abasto a calentarnos, la verdad. El viernes, éramos sólo seis y a eso de las 2:00, coincidiendo con el primer descanso, el generador de la orquesta se estropeó, echar agua en lugar de gasoil es más barato pero no es la solución a la falta de combustible, y la música paró, esto prácticamente dió por concluída el día. El sábado es el día de la caldereta, más de 100 kilos se reparten entre todos. Preferimos cenar en casa y  después de ver al Atleti (s.c), continuar con la fiesta nocturna. Lo más resaltable de la noche, aparte de contar con dos más en la peña, fueron los disfraces que se colocaron David y Antonio, prietos,  prietos iban los colegas aunque más calentitos que el resto por supuesto. Esta noche la orquesta pudo terminar sin sobresaltos y poco después fuimos desfilando a la camita.

El domingo, arregladitos, hay que ir a misa. Bailar unas jotas en la procesión. Hacerse una fotito recordatorio en los bancos de la plaza del pueblo. Tomar una limonada y unos pasteles por cortesía del ayuntamiento y, meterse un homenaje gastrónomico de muy señor mío en familia. Este año Araceli nos deleitó con unas almejas a la marinera para chuparse los dedos,langostinos, lomo y, de plato principal, así un cerdito, digo cochinillo, un tierno cordero y un sabroso cabrito. Todo ello regado de un estupendo vino rivera del duero. Pá reventar niño Unos pastelitos, café, copa y cigarrito y, a Madrid con la sensación del deber cumplido... 

Buenas fiestas, si señor.